With the Pandemic raging on and wreaking havoc all over, everyone seems to be infected with the Omicron variant, though most are not affected as seriously as with the Delta variant. While hospital admissions are up, our church attendance is down. Although we had a number of people here for Masses this weekend, in between Masses, it seemed like a ghost town around here! We can ask: why is this happening, and when will it end? Has God abandoned us?
In the First Reading, the Lord responds to those affected by the Babylonian exile. The people thought God had abandoned them. But the Lord responds: No more shall people call you “Forsaken”: or your land, “Desolate,”…For the Lord delights in you…
While we don’t know how long the Pandemic will continue, we hope and pray it will end soon. In the meantime, we are reminded that God still cares for us, and even in these times of trial, that’s when he can show himself to us more deeply, if we approach our life with faith and hope. Indeed, we who have the faith and hope can afford to be more patient and understanding with others, even with those who may be more upset or afraid by all the things happening, since they don’t have the faith and hope to ground them.
In the Gospel, we see the miracle that Jesus worked at the wedding of Cana. But he didn’t work his wonders until there was a crisis – until the host’s wine had run out; he also “saved the best wine for last”. That’s a reminder that sometimes we don’t see the action of God until all human efforts have failed, and once that happens, we see that God has/is acting on even better ways. So perhaps we will see this when the crisis of the Pandemic reaches its climax. May the Lord act on our behalf, and may his work be the best we could hope for!
Con la pandemia haciendo estragos y causando estragos por todas partes, todos parecen estar infectados, aunque la mayoría no se ven afectados tan gravemente. Podemos preguntarnos: ¿por qué está sucediendo esto y cuándo terminará? ¿Nos ha abandonado Dios?
En la Primera Lectura, el Señor responde a los afectados por el exilio babilónico. La gente pensaba que Dios los había abandonado. Pero el Señor responde: No más te llamarán “Desamparados”, o tu tierra, “Desolada”… Porque el Señor se deleita en ti…
Si bien no sabemos por mucho tiempo que la pandemia continuará, esperamos y rezamos para que termine pronto. Mientras tanto, se nos recuerda que Dios todavía se preocupa por nosotros, e incluso en estos tiempos de prueba, cuando él puede mostrarse a nosotros más profundamente, si nos acercamos a nuestra vida con fe y esperanza. A medida que tenemos la fe y la esperanza podemos darnos el lujo de ser más pacientes y comprensivos con los demás, incluso con aquellos que pueden estar más molestos o temerosos por todas las cosas que suceden, ya que no tienen la fe y la esperanza para aterrizarlos.
En el Evangelio, vemos el milagro que Jesús obró en la boda de Caná. Pero no hizo sus maravillas hasta que hubo una crisis, hasta que el vino del anfitrión se agotó; también “guardó el mejor vino para el final”. Eso es un recordatorio de que a veces no vemos la acción de Dios hasta que todos los esfuerzos humanos han fallado, y una vez que eso sucede, vemos que Dios ha actuado de maneras aún mejores. Así que tal vez veamos esto solo cuando la crisis de la Pandemia llegue a su clímax. ¡Que el Señor actúe para nosotros, y que su obra sea lo mejor que podamos esperar!